En ese eterno y equivocado pensamiento de seguridad absoluta, ahí cuando pensas que cualquier cosa puede tambalear pero...eso si que no. Tambalea.
Entonces la caída es lenta, pero instantánea, imparcial y despareja.
Pero duele. Duelen las fotos, las canciones y los olores. Los espacios vacíos y los que se ocupan no con vos.
Los recuerdos todos.
Si dormís, los sueños. Porque esta ahí todo el tiempo. Es lindo soñar, tranquiliza.
Los domingos. Ellos si que duelen...
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