lunes, 8 de abril de 2013
Espejo
Sos tan traslucida, indefinida, incomprendida e inapropiada que me encanta.
Veni a ponerle un poco de pimienta a la sintonía que se hace agua el pensamiento...
Podes verlo tan lejos a veces que es practicamente imposible tocarlo, pero...
De alguna manera mis uñas rojas te escriben y apareces. Entonces, te acoplas.
Me gustas tanto como el pan recién horneado a la mañana, ese que jamas intente siquiera fabricar.
Nunca supe la receta.
Las recetas son tan solo un conjunto de letras dibujadas en un papel para mi. Descreo a veces, de ellas.
Es que hacen de una creación una estructura.
Cuanto mejor inventarte, imaginarte, como quiero que seas.
Es probable que en el intento algo fluctúe y entonces falle.
Pero que mas da, si puede fallar.
La inteligencia hace al hombre mas sabio, es probable. Mas sopesante (esa conjunción no existe, ya se, creo...), mas antagónico, mas elevado. Puede ser.
Me fascina inventar palabras, es que a veces quiero decir lo que quiero decir y punto.
Es que encontrar la manera de expresarse de forma inteligente y delimitada, a mi, me aburre.
Si leyeras esto, estarías corrigiendo mis mas absurdos errores con pedanterías y a mi eso, me causaría mucha gracia.
Te agradezco igual, porque me haces reír.
Si me haces reír para mi esta bien.
Me gusta reírme, me gusta reírme de mi y de mis elocuencias.
Me gusta tanto como el pan recién horneado a la mañana, eh dicho!
Me gusta cuando me visto tan mal que la gente me mira por la calle.
Me gusta que me pregunten por mis estudios universitarios y no poder responder nada.
Es que nada tengo que decir al respecto. Nunca hice una carrera universitaria ni tuve la intención de hacerla.
Y si por eso pensas que entonces valgo menos, y me posicionas en un casillero destinado al fracaso y la ignorancia, ese, es un problema tuyo.
No soy ignorante. Quizá si en tu ciudad de metal, no en mi arte.
Soy danza, canción, imaginación.
Me encanta imaginarte, vida. Tan llena de mi.
Tantos bichos de ciudad dando vueltas, como yo, y como vos, también.
Porque aunque quieras hacer la diferencia, en el montón, somos lo mismo.
Seguro, yo mejor persona.
Vos, mirada oscura, de mi, si me pensas así, nunca vas a entender nada.
jueves, 4 de abril de 2013
Plan B
Un Plan B no es mas que una estrategia para disfrazar lo sospechado.
Y si sabes que el punto A, no es apropiado, entonces transforma el A en B y ahorrate un paso.
Un fracaso, un desconcierto, un enigma, un mal trago.
Todos, tuvimos alguna vez un Plan B, y nos dimos cuenta que no era B, sino A y que el A, siempre debería haber sido Z. Aunque ahora que lo pienso, la Z, cuando pega la vuelta, se toma de la mano con la A, y entonces, quiza la Z, en verdad, no tiene porque ser siempre la ultima opción. Puede también ser la primera. (Solo a veces).
El Plan B, se transforma en algo mucho mas elocuente que el A, (para mi), porque siempre la segunda opción parece mas absurda. Y por que?
Creo que haciendo un excesivo análisis, puedo darme cuenta, y hasta casi confirmar, que ciertamente, en la mayoría de los casos (los mios) el Plan B es en verdad el que quiero, el que me dan ganas de hacer, el que me aventura, me extasía, el que me inunda de miedos, prejuicios, me hace temblar, y eso me fascina.
Es como un trozo de chocolate con almendras derritiéndose en la boca. Y me parece un excelente ejemplo, porque el chocolate siempre pretende ser un Plan B.
Al principio, aunque el deseo de comerlo nos invada, no lo queremos hacer porque se supone que engorda, luego, la tentación es mas audaz, mas grande, y lo terminamos masticando. Entonces, el chocolate, nunca tendría que haber sido un Plan B, si total, al final del recorrido, termina en nuestra boca. Mejor que de movida sea el Plan A, la primera opción, y así, evitamos comerlo con culpa.
De todas maneras, fue tan solo un ejemplo. A mi el chocolate no me da culpa. Me encanta.
Me encanta chuparlo, saborearlo, morderlo, tragarlo, como si fuera casi una escena erótica de mis mas prohibidas fantasías.
Las fantasías tampoco deberían ser un Plan B, ninguna de ellas.
Dije antes que el Plan B es una estrategia para disfrazar lo sospechado, porque cuando ideas el A, si tenes un B, es porque imaginas que el A no va a poder ser llevado a cabo, entonces ahí es donde el B se pone en juego.
Pero momento, si desde el comienzo tenes un Plan B, es porque imaginas que el A no va a funcionar...entonces, (también dije antes) eliminá el A de tu lista, andá directo al B y...(vuelvo a repetir) ahorrate un paso.
Es que a caso el Plan B te da vergüenza, y por eso es B en vez de ser A? Claro, eso es posible, todos en algún momento sentimos vergüenza, lo que no nos damos cuenta, es que si el Plan B se expone en un vomito de palabras, entonces, tarde. Ya esta ahí, se hizo carne y no hay disfraz que lo confunda.
Lo terrible es pensar que alguna vez nosotros mismos fuimos un Plan B, para alguien, para algo tal vez.
Para alguien es peor. A quien le puede sentar bien ser B antes que A.
Es como ser subcampeón. Mejor siempre, quedar en el tercer puesto. Es menos fatídico que saber que estuviste a un paso del podio (o lo que vos consideras que es el podio).
Quiero decirte que nunca fuiste un Plan B para mi. O bueno, tal vez si. Pero si seguís con atención las instrucciones, seguramente en mi interior pretendiste ser el A, y el A pretendió ser el Z.
Al igual que el chocolate se hace agua en la boca.
Yo te sigo deseando Plan B. Para mi, siempre vas a ser A y el A Z.
Y si sabes que el punto A, no es apropiado, entonces transforma el A en B y ahorrate un paso.
Un fracaso, un desconcierto, un enigma, un mal trago.
Todos, tuvimos alguna vez un Plan B, y nos dimos cuenta que no era B, sino A y que el A, siempre debería haber sido Z. Aunque ahora que lo pienso, la Z, cuando pega la vuelta, se toma de la mano con la A, y entonces, quiza la Z, en verdad, no tiene porque ser siempre la ultima opción. Puede también ser la primera. (Solo a veces).
El Plan B, se transforma en algo mucho mas elocuente que el A, (para mi), porque siempre la segunda opción parece mas absurda. Y por que?
Creo que haciendo un excesivo análisis, puedo darme cuenta, y hasta casi confirmar, que ciertamente, en la mayoría de los casos (los mios) el Plan B es en verdad el que quiero, el que me dan ganas de hacer, el que me aventura, me extasía, el que me inunda de miedos, prejuicios, me hace temblar, y eso me fascina.
Es como un trozo de chocolate con almendras derritiéndose en la boca. Y me parece un excelente ejemplo, porque el chocolate siempre pretende ser un Plan B.
Al principio, aunque el deseo de comerlo nos invada, no lo queremos hacer porque se supone que engorda, luego, la tentación es mas audaz, mas grande, y lo terminamos masticando. Entonces, el chocolate, nunca tendría que haber sido un Plan B, si total, al final del recorrido, termina en nuestra boca. Mejor que de movida sea el Plan A, la primera opción, y así, evitamos comerlo con culpa.
De todas maneras, fue tan solo un ejemplo. A mi el chocolate no me da culpa. Me encanta.
Me encanta chuparlo, saborearlo, morderlo, tragarlo, como si fuera casi una escena erótica de mis mas prohibidas fantasías.
Las fantasías tampoco deberían ser un Plan B, ninguna de ellas.
Dije antes que el Plan B es una estrategia para disfrazar lo sospechado, porque cuando ideas el A, si tenes un B, es porque imaginas que el A no va a poder ser llevado a cabo, entonces ahí es donde el B se pone en juego.
Pero momento, si desde el comienzo tenes un Plan B, es porque imaginas que el A no va a funcionar...entonces, (también dije antes) eliminá el A de tu lista, andá directo al B y...(vuelvo a repetir) ahorrate un paso.
Es que a caso el Plan B te da vergüenza, y por eso es B en vez de ser A? Claro, eso es posible, todos en algún momento sentimos vergüenza, lo que no nos damos cuenta, es que si el Plan B se expone en un vomito de palabras, entonces, tarde. Ya esta ahí, se hizo carne y no hay disfraz que lo confunda.
Lo terrible es pensar que alguna vez nosotros mismos fuimos un Plan B, para alguien, para algo tal vez.
Para alguien es peor. A quien le puede sentar bien ser B antes que A.
Es como ser subcampeón. Mejor siempre, quedar en el tercer puesto. Es menos fatídico que saber que estuviste a un paso del podio (o lo que vos consideras que es el podio).
Quiero decirte que nunca fuiste un Plan B para mi. O bueno, tal vez si. Pero si seguís con atención las instrucciones, seguramente en mi interior pretendiste ser el A, y el A pretendió ser el Z.
Al igual que el chocolate se hace agua en la boca.
Yo te sigo deseando Plan B. Para mi, siempre vas a ser A y el A Z.
Quince días en la vida
Matices, mundos, criaturas, espacios.
Movimientos, estrofas, colores, relatos.
Opuestos, vivos, salientes, ahogados.
Cadencia de un rumbo, rumbo de un barco.
Viajes, personas, lugares trazados.
Sabores que nacen y mueren en un palpito.
Latentes recuerdos, dibujos espiralados.
Juntos de la mano, solos, separados.
Amigos por un rato, carcajadas, llantos.
Un sol, una nube.Un cielo nublado.
Un mar un canto.
Un desierto, una jungla. Un insecto congelado.
Mil cenas, una sola. Un plato, un paladar. Dos vasos.
Una palabra, un poema.
Un perro, un gato.
Una idea nunca escrita, dos vividas, tres sin tiempo, cuatro en mano.
Una fiesta, un amor. Un deseo llevado a cabo.
Vos y un beso, yo y un abrazo.
Los dos un tiempo, tristemente abandonado.
Vos un idioma, yo un pecado.
Quince días en la vida.
Dos horas, un minuto, seis segundos.
Un recuerdo, felizmente anotado.
Ana Le.
Movimientos, estrofas, colores, relatos.
Opuestos, vivos, salientes, ahogados.
Cadencia de un rumbo, rumbo de un barco.
Viajes, personas, lugares trazados.
Sabores que nacen y mueren en un palpito.
Latentes recuerdos, dibujos espiralados.
Juntos de la mano, solos, separados.
Amigos por un rato, carcajadas, llantos.
Un sol, una nube.Un cielo nublado.
Un mar un canto.
Un desierto, una jungla. Un insecto congelado.
Mil cenas, una sola. Un plato, un paladar. Dos vasos.
Una palabra, un poema.
Un perro, un gato.
Una idea nunca escrita, dos vividas, tres sin tiempo, cuatro en mano.
Una fiesta, un amor. Un deseo llevado a cabo.
Vos y un beso, yo y un abrazo.
Los dos un tiempo, tristemente abandonado.
Vos un idioma, yo un pecado.
Quince días en la vida.
Dos horas, un minuto, seis segundos.
Un recuerdo, felizmente anotado.
Ana Le.
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